Los pequeños de casa son a menudo una caja de sorpresas para adultos. Cuando se encuentran mal nos lo hacen saber enseguida, pero cuando hablamos de los ojos, es difícil para los padres saber si nuestros hijos tienen algún problema.
Cuando hablamos de oftalmología, acabamos por preguntarnos si nuestro hijo necesitará gafas, y de hecho los problemas de visión son los más comunes, pero los ojos son órganos complejos que a veces esconden problemas o enfermedades que sólo un oftalmólogo pediátrico es capaz de detectar.
La mayor parte de estas enfermedades no tienen ninguna manifestación externa, y es importante que recordemos que la agudeza visual que no conseguimos corregir de pequeños, posiblemente no la podremos corregir más adelante.
Si actuamos a tiempo, ¡la mayor parte de defectos se podrán corregir!
¿Qué síntomas deben motivar una revisión?
- Desviación de los ojos (estrabismo) y/o posiciones de la cabeza no naturales
- Diferente tamaño o forma de las pupilas
- Coloración gris –blanca de las pupilas
- Lagrimeo frecuente
- Llegañas frecuentes
- El niño “presiona” los ojos para mirar de lejos
- El niño se acerca para mirar de cerca y/o evita actividades de visión cercana
- Cualquier otro síntoma que nos haga sospechar que el niño puede tener algún problema.
Si no observamos ningún síntoma, ¿cuándo debemos hacer la revisión?
Es recomendable realizar la primera revisión entre los dos y tres años de edad del niño, pero en determinadas circunstancias deberemos avanzar la primera visita.
Adelantaremos la visita a las primeras semanas de vida del niño si tenemos antecedentes familiares de enfermedades oftalmológicas graves (Cataratas congénitas, glaucoma,…) , o la madre ha sufrido alguna enfermedad de riesgo durante embarazo.
La revisión la tendremos que hacer entre los 6 y 12 mesessi el padre o la madre tiene ojo vago, estrabismo, más de 3 dioptrías de miopía o hipermetropía, o más de 1,50 dioptrías de astigmatismo.
En caso de bebés prematuros y valorando el riesgo que hay de alteraciones retinales el neonatólogo ya informa de los controla que hay que hacer.
La edad es clave
Los ojos de los niños no alcanzan la madurez hasta los 8 años aproximadamente. por tanto, estos primeros 8 años de evolución son fundamentales para detectar problemas de manera precoz y poder tratarlos satisfactoriamente.